Raíces en su esplendor

Raíces en su esplendor

Tema inspirado en "La Fantástica" 

por Carlos Vives

Cuando me ponen una champeta se me mueve el esqueleto, sin importar el tipo de reunión. Aunque prefiero firmemente las canciones libres de obscenidades -algo difícil de encontrar en este género- cualquier pista termina siendo ideal para dejar gotear la frente y la camisa pegada a la espalda. Así que he aprovechado las ocasiones para enseñar/mostrar unos cuantos pasos y provocar movimientos de caderas, cabezas y pies propios del ritmo.
No es tan fácil desprender del imaginario colectivo la vulgaridad y el deseo subyacente que le pone ardor a la champeta. Pero de vez en cuando uno se encuentra con cosas que resaltan el orgullo de la tradición hecha herencia y no precisamente a través de un legado sanguíneo.
Cuando compré Corazón Profundo repetí aleatoriamente, innumerables veces el primer track por razones que no conciernen aquí y el track 10 al que le quise dedicar este artículo. Y sin dudar, mientras escuchaba el primero tomaba aliento para seguir champeteando.
Alguien lo llamó "la champeta gomela" y me dediqué a hacer una tertulia del comentario.
En primer lugar, no cualquiera ha compuesto La Fantástica y además él mismo la interpreta. Es un hombre que le ha dedicado ganas a llevar patrimonios en lo alto hacia la vastedad del mundo. Se lleva el mérito de haber incluido la gaita en su música y hace mezclas fascinantes. Creo que si se le atravesara el antojo de mezclar fandango con blues durante una cena presidencial, le quedaría bien hecho e incluso listo para comercializarlo.




Para seguir, tiene un grupo de músicos que es superior y de talla mundial. Los instrumentos que les acompañan salieron de lo regional para caracterizar nuestra nobleza cultural. Son cosas que inspiran desde la magnitud de la consagración musical.
Por su parte, lo ha hecho todo tan profesionalmente bien, que lo quieren a donde llega. Ésto lo demuestran los premios y reconocimientos que ha recibido a lo largo de su carrera. Precisamente, con el trabajo discográfico en el que está incluido La Fantástica, acuñó unos cuantos galardones más.
Y finalmente, el tema que me cita a esto: esta champeta gomela me recuerda de donde venimos muchos en este país.
Aquel sermón fue largo y apasionado. Este artículo es de un admirador de las razas de procedencia.
En las músicas -como en cualquier arte- donde hay simbolismos e interpretaciones sin referentes universales, siempre hay rastros de nuestras inmersiones. A veces, éstas son incluyentes.
Así es como la forma en que Vives plasma su admiración por la fantástica ciudad de Cartagena y el pueblo de Palenque denota en lo más explícito las fuentes originarias de la historia de la tradición del pueblo caribe colombiano. La métrica de la canción incluye versos de devoción por las negritudes llegadas de África y las actuales comunidades residentes de la ciudad.
Con gran tristeza se escuchan, en el diario vivir, comentarios denigrantes y racistas. Todos en contra de aquéllos que por fuerza mayor lucharon sin lugar a oposición civil por los que ahora somos. De ellos nos quedan varios legados: poblaciones enteras (lastimosamente aún hay algunas segregadas y sin oportunidades de transferencia de sus valiosos saberes), acentos (asimilandonos más a otras regiones del continente, que a regiones geopolíticas de Colombia), fenotipos (indudablemente mezclados con el transcurrir del tiempo y; apetecidos por muchos), comidas (con ese sazón que se encarga de encantar a las mismas hadas) y; entre otras tantas cosas, también nos dejaron melodías (algunas de levantamiento, de persecución, otras de pasión).


Con los legados se forma el presente

En adelante, nos quedan recuerdos calamidosos en tanto histriónicos. Hay demostraciones de serenidad y conformismo. Pero también existe la protesta: la constante lucha manipulada que nos caracteriza.
Aquéllos que no siguieron ocupando el mismo lugar, se mezclaron paso a paso. Al dar orígen a las nuevas imágenes deambulantes, a su vez incitaban, sin quererlo, al rechazo externo y a los aislamientos forzados. Penosamente, ya no se trata solamente de segregación geográfica. En cambio, se les sublevó con fuerza al infortunio de la ignorancia y la desesperada ruina material.
En su mayoría, las pocas muestras de arte que de ellos emana y logran algún tipo de éxito, se les tilda de corrientes sin trasfondo. Estas advertencias que hacen visible el backstage de la cultura nos llenan de orgullo a otros.

A decir verdad, si Vives no nos recordara que "...los piratas ingleses..." representaron un gran peligro -no solo para nuestra existencia- ahora contaríamos con lágrimas de dolor irreparable tantos males que sin lugar a dudas nos evitamos. Pues resultó ser que al haber tenido tanta fuerza las colonias españolas, cualquier otro colonizador habría sido más brutal para lo que ya éramos.

Hoy en día, seguimos con la sensación de resurgimiento, que aunque lamentable en algunos casos, nos permite engendrar conciliaciones con lo absurdo del sistema e ir ganando terrenos. A pesar de que ahora jugamos a ser "los colonizadores", lo hacemos con todas las de la ley (tal cual dice el refrán popular); porque terminamos cargando con los amplificadores, las tamboras, el acordeón, la gaita hembra. La gaita macho, el álbum con el recuerdo de la última década de festivales de la región de procedencia, qué no falten las maracas, la guacharaca, el tío que es el cantaor, la sobrina que ya aprendió a hacer el sancochó para la amanecida, ni el poeta insurgente que inicia las melodías  a punta de chancleteo.

Seguimos cuidando la bandera y reclamando fortunas y alegrías para los propios sin distinguir las clases. Argumentamos el canto con detalles de aproximación a las riquezas expropiadas. Redirigimos nuestros caminos para volver a lo que fuimos. Y tenemos en cuenta el origen de Cartagena, de la Región Caribe, de Totó, de Petrona, del mismo Vives, de incontables Maestras y Maestros de las culturas artísticas que nos convierten en un emblema patrio ante el mundo. De África bendecida que nos dio nacimiento.




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