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Para siempre

PARA SIEMPRE Oímos palabras vacías Al final, como en cada reconciliación, Tan simples esta vez. Tan efímeras, Aunque conjuraran la eternidad. Palabras de vehemencia itinerante que Desdibujan, al ser pronunciadas, Su significado y, con ello, la versión Incógnita de próxima ocasión. Quien promete no cumple. Quién miente, sabe que abandona la esperanza. No hay un amor que dure para siempre Ni que al ser convocado establezca la certeza Misma de su existencia en otro ser.

Estos pasos

Estos pasos Mi camino se liga a condenas. Las glorias también las cuento Y, aunque fructíferas, recelan Del éxito de otros momentos. Estos pasos, que no son los de mis pies, Me hacen ruido incesante y conjuran  Pesares. El ánimo se resquebraja entre Formas de la realidad, mientras buscan El escape ideal a este ostracismo y  sus formas que pago por la lex talionis . Parece, y solo parece (no puedo ser tajante), Que las cargas morales de mi vieja sangre Me condenan a aportarle al Karma Y ser árbol de mil ramas o bala sin arma. Hay pasos que no son pasos. Sin embargo, marcan camino. Uno que se desvía de la cotidianidad En la incipiente ambigüedad Adelante-atrás; pues no hay patrones, Tampoco esquemas, como vislumbres De mi andar apaciguado.
 La última estación Diario(s) sin imprenta ni improntas Voy a levantar mi mano para decirte adiós Porque la tuya quitando los rizos de la frente Me desconectaron, me sacaron de la lectura. Vi un rostro ajeno de calificativos Pero con rastros de lágrimas. Parece que le devolví una sonrisa (O fue intencionalmente malicioso el gesto). Por qué me miras ahora que me voy. Por qué me miras ahora, qué me voy. Porque me miras ahora que me voy. Por qué me miras ahora, cuando me voy. Tu mundo era pequeño. Ensimismado no hubo acceso. Notaste mi presencia  Previa mi absoluta ausencia. Me llevo tu mirada, La de un crush tan efímero como mi amor. Como mis amores, enamoramientos: Quebrantados, pasajeros, virulentos.

SONRISA ESPONTÁNEA E INEXPRESIVA

Sonrisa espontánea e inexpresiva Tan confuso es el mundo detrás de mis ojos. Impredecible es la masa debajo de los poros; Sus masas aparentan formas inconcebibles, Impensables para mi esencia retraible. ¿Cuánto queda para que la promesa me consuma? Pues fui cobarde cuando incumplí palabras Que, ahora pienso, no debí sazonarlas Para verlas desvanecerse en esta versión falsa. ¿Cuánto tiempo antes de la siguiente caída? Antes de las diez, En el intervalo del revolotear de los colibríes, O de la magia de la espuma del mar, O del desvanecimiento de semicorcheas. Mientras la duda existía, El ocio crecía Y la calma aprendía a engañar Los sentidos  Con una sonrisa que parecía Espontánea, Aunque seria e inexpresiva. Mientras que me doy cuenta De que el tiempo Es mi obsesión más arraigada, La piel envejece, Los pensamientos se pierden La inocencia no Podrá probar ser salvaje. ¿Cuánto queda para el concierto de los reproches?

SOMNOLIENTO

Somnoliento "Muy buenos malos días" al espejo se dice el sonámbulo Ojeroso y agotado, sin aún ver llegar la luz del nuevo día Porque sus ojos, como la tierra viva, han seguido rotando Y, en pausa, presenciaba cómo la noche se le desvanecía.

¡OH, SABIO INCONSCIENTE!

¡Oh, sabio inconsciente! Aterra pensar que puedo saber. Tiemblo, concibiendo ideas de Suposición después de prever Que se va la vida en sinrazones. Sin la antología de la brevedad Me permito crear una tabula rasa Que emancipe cierta personalidad A la vez que oculta mi ignorancia. No sé si sé. No tengo la plena seguridad De poder recordar que alguna vez Algo hubiera sabido. Falta habilidad, Ciertamente, para entender o esconder La fragilidad de esta furiosa necedad Que me obliga a callar en nula sensatez,  En la que se esconde la parca memoria Y me castiga sin creatividad o altivez. Deseo entender lo que en frente tengo, La clave para preguntar, justificar, Responder ¿cuál es? ¿Cómo obtengo Alguna pizca de fuente de sabiduría? ¿Tengo paciencia o sé escuchar? Creo Que no; pero creo que hago bien intentando Luego de fracasar. "Persiste" una voz recreo Para no rendirme cuando me siento fracasado. No soy sabio, ni erud

Desvanecido

Desvanecido No se oculta, está ahí con su luz. Por su culpa los ojos perdieron las pestañas. Ni reina sola ni esconde su cruz. El sol me hablaba para mostrarme la luz que nunca antes había visto a causa del cansancio o de la oleada de encierros forzosos o por poner mis ojos en una sola cosa a la vez. Me molestaba un poco porque, si no estás acostumbrado a llevar los sentidos a las cosas que importan, puedes resultar incomodado por la forma en que se dirige el mundo hacia ti. Sí, el mundo -o lo que sea que signifique lo que está más allá del cuerpo y su sombra- me había gritado un par de veces antes; pero suelo tener la atención puesta, tan fijamente, en lo que el tono de mi voz precede. Mi voz y yo, yo y mi voz sin que nada más inquiete nuestra interacción. El sonido y su luz sin mis ojos ni las cavidades de mi cráneo con su masa buena. Mi madre habría dado por supuesto que <necesitaría lentes para evitar la molestia de la luz> y yo habría objetado cualquier recom