Muñequito negrito
Muñequito negrito Me encontré un muñequito negro, bembón, grandulón; un muñequito negrito con piernas largas que sabían caminar. Meneaba siempre su cuerpo como si la vida fuera un danzar. En cada cambio de hora lanzaba un discurso con la simetría de una copla, que en las noches repetía al compás de unas tamboras. Su voz tenía el eco de otros muñequitos negritos, que en la alegría del fin de la jornada continuaban su ritmo son parar. Los muñequitos negritos vestían ropas de colores, pañoletas en la cabeza y sandalias de cuero: todo hecho a mano y con la insinuación de un carnaval. Una manilla en cada muñeca llevaba el nombre de algún ancestro. Por tradición recordaban, así, que antes alguien había llenado su lugar. Cada muñequito negrito les componía a sus antecesores una canción. Voz, maracas, palmas y baile para cuando se hubiera ocultado el sol. Varias plegarias por noche para que al día siguiente no los matara el calor. El muñequito negrito, alegre, con su negrita de l