Devoto
Devoto:
El inframundo de los
vivos tiene más lujos
Que el paraíso de los
elegidos.
Allí se disfruta más en
medio de los pecados
Y la absolución de culpa
a la que incita la libertad.
Más allá del libre
albedrío, es el instante,
En el que se vive en La
-lujosa- Tierra Prometida
Con la opción de perder
lo que no vendrá.
Este es el mundo en el
que la realidad nos engaña.
Donde el paraíso está
bien vivido.
La mente es altamente
manipulada y la vergüenza legitima la condena.
En este mundo, las
prácticas difieren del protocolo de beatificación:
El ejercicio de actos
impuros domina sobre la pureza del espíritu,
Mientras que los osados
violadores de los mandamientos
Son proclamados aptos
para la veneración en masa.
Tres amenes no resucitan
al moribundo.
Tampoco, tres avemarías
borran los pecados
Ni la purga se hace a
punta de latigazos.
Hay inmundicia en cada
carne y cada cual,
Hay cada testaferro que
se vuelve marginal.
De ello, ¿alguien tiene
salvación? ¡Vaya!
¿Quién sabe si de verdad
existe la absolución?
Aquellos pecadores de
conciencia más podrida
Buscan, en promesas, los
tesoros de los rosarios
-milimétricamente,
parece que los rezos consumen y
Se pierde la magia del
credo; se vuelve absurda la fe,
Se enoja la esperanza,
se pierden las ilusiones,
Se vuelve a pecar en
medio del escepticismo de lo que,
Aún, en la misma
creencia no se logra comprobar-,
Despojan a las vírgenes
de sus ropas, de sus hijos,
De sus milagros. ¿Cuáles
vírgenes? ¿Cuántas son?
Qué se esfume el asombro
que aquí todo parece cumbre
Sobre barrancos
culpables más siniestros, sin enmendaduras;
En cuyos espíritus echa
raíz la mano del hombre en sí.
El sermón es muy fuerte;
aunque su significado
Sea la pura
interpretación de otro heredero del pecado original.
He ahí la clave. O ¿el
error o la pureza de la sumisión?
Todo parece ser culpa de
las palabras de quien las sabe usar
Y de los cerebros poco
estimulados que no procesan
La magnitud de lo que
llega a través de los oídos y ojos.
Yo, devoto no soy,
porque en reflexiones sobre los orígenes
Me ha asaltado la duda
de la presencia.
Por cierto, en
regresiones metafísicas, me ha convencido
El elevado carácter de
la naturaleza sobre las enseñanzas de un único libro
Mezquino y excluyente,
cuyas palabras son profesadas
Por igualados de doble
moral.
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