[...] Sanando

[...] Sanando 

Solía tener varios huecos en el pecho como resultado de profundas heridas. Aunque al día de hoy no me marcho sin antes no haberme manifestado a plenitud, había tenido la sensación de que cualquiera que hubiera sido la situación, hubiera podido terminar armoniosamente. Intento soterrarme en la idea de la inviabilidad de las discusiones inútiles. Este hecho es la descripción de mi forma de ser pacífica y alentadora. Pero, al mismo tiempo, soy consciente de que cada quien posee la virtud de defender sus pensamientos. Tal vez por eso, en ocasiones deseo pedir perdón cuando ni siquiera hay cabida para tal cosa.

Y pasado el tiempo, tengo una mirada diferente de mi mismo; ya que hace poco quise virar la mirada hacia el pasado con el propósito de reconciliarme conmigo, desde lo más profundo, con total sinceridad. Así fue como deseé remediar cualquier error. No hay un sentido de arrepentimiento per se, mas me nace humildemente enmendar cualquier herida. Por mi propio bien.


He pasado por tantas cosas que -aún hoy- suspiro fuertemente a causa de algunos recuerdos. Los golpes me han hecho más valiente y menos titilante, prácticamente inquebrantable: hasta donde lo humano puede resistir intrínseca, pasional, moral, valerosa, enérgicamente. Hoy miro a la gente a los ojos solamente con la paz o la perturbación que justamente el momento del presente vivido pueda suscitar, sin la necesidad de mirar hacia estragos del pasado por la presencia que invade mi sapiencia.


Sin embargo, no me propongo corregir los altercados ocurridos tras consideraciones débiles y sin justificaciones (inteligentes). Pues, entre tantas cosas que no acepto, están las críticas sin fundamento de gente tonta, que va por el mundo sin percibir la esencia de lo importante. Eso no lo tolero y, mucho menos de oportunistas.

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