Mi Traumdeutung

Mi Traumdeutung 

Juzgo mis sueños, pues aunque me lo niegue hago caso a las premoniciones. 

Como el oráculo que guarda fe de encontrar salidas correctas sabiendo que es imposible cambiar la voluntad de algún dios errante.

A veces es adverso, a veces es converso, a veces es reverso, a veces es diverso, quizá pasajero, tal vez ligero; puede parecer complejo, como también mil actos revueltos.

Cuando al fin parece un síndrome y asusta, provoca cierta pérdida de conciencia y la psique experimenta realidades alternas. Sueños lentos, ministeriales. Ellos consumen más energía.  Estresan, tensionan, decapitan la visibilidad. La mejor opción es esperarlo, ser cauteloso en la espera para que la consecuente proximidad proporcione alguna respuesta.

En cambio, si el sueño fue bueno, hay un alivio inevitable y otro tipo de expectativa. Se reducen las angustias, se descifran las tertulias. Es más fácil empadronar lo descarrilado e irónicamente explicar alguna conducta. Hay quienes logran desafiar el curso del camino y encontrarle cura a la amargura. 

Nada más siniestro y transversal que un sueño.

Sin contar que los de las siestas hacen sudar.

En general, son herméticos,  proporcionados. Son intencionales para sí. Son extraños; porque aunque son invasivos -ocurren en la mente mientras manipulan movimientos corporales-, despojan al cuerpo de su aura: lo hacen pasear y lo agotan. La sensación al despertar sería como la del nitrógeno que sigue encapsulado después de haberse calentado; pero sabiendo que nada causará ninguna explosión. 

Pesadez, somnolencia, quebrantamiento y respiración profunda.

Atrofia muscular, baja irrigación sanguínea, tropiezos.

Yo. Suelo ver el acontecimiento mismo de los sueños. Empieza como una intuición, un grito en el oído que habla con la piel. Siento sensaciones, dialogo esquemas, me perpetúo en un espacio sin dimensiones con el tiempo sobrevolando  predicciones de venideras ocurrencias. Hay un antes, también, un después. 


Ello. Me fuerza, me bloquea. Me contrapone, algo externo a mí, a expresar las evidencias. Me hace temer de revelar cualquier tipo de consecuencia sin (¿o con?) causa.


La cresta. Extrapola ambas escenas anteriores hasta un punto neutral con margen espiral y rígida. Yo y Ello encuentran el balance fino hacia la justa maniobra dosificadora de abstracción y objetividad que nos hace parecer "normales". 

 

Un sueño nunca es optativo; siempre estará lejos de ser concreto, pero lejos de quedarse en la sola imagen del subconsciente. Aunque permanezca en la periferia, el sueño refleja conjeturas de diversas lecturas de los contextos humanos. ¿No es acaso manipulable? El sueño es visionario: intentamos cambiar el mundo en relación a una interpretación de un sueño  (reiterativo). El sueño es burlón. ¿Acaso no nos hace afrontar los miedos en un monólogo de señalamiento quisquilloso? 

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